La Calle ha incluído, con carácter permanente, el enlace del blog del autor Gastón Segura: http://www.loscuadernosdeperezayausencias.blogspot.com/.
A partir de este momento los lectores de La Calle tienen acceso directo al Blog del autor en el que publica pequeños relatos semanales de indudable calidad literaria.
El ensayo "Gaudí o el clamor de la piedra" es una pequeña indagación que parte de dos preguntas que se hace el autor: ¿por qué durante los años 70 y hasta 90 del siglo pasado Antonio Gaudí era menospreciado por las Escuelas de Arquitectura? ¿Era este desdén causado por los movimientos reinantes en el arte constructivo contemporáneo o por la genuinidad de la obra gaudiniana?
Sin embargo, Gaudí era y es el arquitecto español más señero y más admirado por gentes de toda condición y de cualquier nacionalidad, menos (al parecer) por los propios arquitectos. Lo cuál hacía a las preguntas anteriores merecedoras de una consideración atenta y de una respuesta clara.
Para cumplir dicho propósito el autor, en un primera parte del libro, analiza el movimiento arquitectónico que ha regido el arte constructivo durante todo el siglo XX, la Bauhaus.
Explicando someramente las características y novedades que supuso la Bauhaus en y para el arte constructivo, el autor trata de responder a la primera de las preguntas, pero quedaba aún la segunda; es decir, ¿no había nada de aprovechable en la obra tan peculiar pero tan admirada de Antonio Gaudí y Cornet para las Escuelas de Arquitectura del siglo XX?
Naturalmente que lo había como demostró Le Corbusier en su estudio de La Casa Milà (también conocida como La Pedrera). Pero era esto genuinamente gaudiniano o heredado de movimientos anteriores y común a todos los arquitectos de su tiempo.
Esto aboca al autor a explicar los movimientos en donde Gaudí aprende (Neogótico y Exotismo) y en dónde se encuadrará, el Modernismo (también conocido por Art Nouveau, Sezesionismus, Jungestil, etc…)
Pese a este ejercicio, la segunda pregunta quedaba irresoluta por la propia peculiaridad de las obras gaudinianas; es decir, ellas no respondían ce por be a ninguno de los movimientos anteriores, porque cada obra (tanto da que sea La Casa Batllò o la Iglesia de Santa Coloma, pasando por todo el resto de palacios, villas y hasta bodegas) es un universo insólito en sí mismo y absolutamente distinto de las demás, y atribuirlas a la “necesidad de fantasear” del Modernismo es como no responder nada acerca de la genialidad de las mismas y, menos aún, de Gaudí. No sólo eso, su propia concepción y forma superan con mucho los moldes del Modernismo.
Entonces, el autor se pregunta si la genuinidad de las obras de Gaudí no será consecuencia de la peculiaridad de los encargos. En buena medida, se responde que así es; pero hay algo más que las sigue convirtiendo en admirables, y esto no puede deberse sino al carácter de Gaudí; es decir al impulso que imprimía el arquitecto a sus obras.
Exponer este asunto tan subjetivo y lábil de una forma clara y breve; es decir, esta voluntad febril y genial y cuáles eran las razones y causas biográficas, ocupa la última parte del libro.
¿Qué consigue (o pretende) al final con todo ello el autor? Un acercamiento a la obra y la personalidad de Gaudí para todas las personas que se sienten admiradas ante su obra, de manera que la degusten y entiendan mejor. Pero nunca desde un punto de vista técnico (al contrario, el ensayo huye de cualquier consideración técnica) porque la indagación quiere que el lector se acerque a la médula común de todas las construcciones gaudinianas; en definitiva, a la singular voluntad creativa de Antonio Gaudí y Cornet.
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