LA SALUD COMO NEGOCIO
Así parece entender este servicio público esencial la Presidenta de la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, y Secretaria General del Partido Popular, Dª María Dolores (de) Cospedal, cuando es capaz de poner la salud de los ciudadanos de la zona de Almansa en manos de intereses privados.
Con la excusa (falsa) de “salvaguardar la continuidad y supervivencia de los mismos, ya que, a día de hoy, son inviables”, la Sra. (de) Cospedal anunció, a primeros de Diciembre del pasado año, la privatización de la asistencia sanitaria en cuatro hospitales públicos de la región: Manzanares, Tomelloso, Villarrobledo y Almansa.
¿Què amenazas acechan la continuidad y supervivencia de estos hospitales? y, sobre todo, ¿Qué los hace inviables para una gestión pública y, supongo, interesantes y rentables para su explotación por una empresa privada? Tenemos derecho a recibir contestación
Si la Sra. Presidenta pretende deslizar el viejo y manido estribillo liberal de que la provisión sanitaria pública no funciona, o resulta mucho mas cara que la privada, tendrá que poner datos y ejemplos, contrastados y verificados (por la Organización Mundial de la Salud, por ejemplo), que demuestren que con menos coste para las arcas públicas, esta ùltima (la privada), proporciona a los usuarios y pacientes, al menos, la misma calidad asistencial que la ofrecida hasta ahora por los hospitales de gestión sanitaria pública.
Además, es de todo punto necesario que la Sra. (de) Cospedal explique, cuanto antes, porquè esta decisión se aplica a estos cuatro hospitales y no a algún otro de similares características de la comunidad, de no hacerlo, y de forma convincente, nada nos impedirá deducir que la decisión fue timorata y precipitada o, lo que sería peor, que la misma respondió a una operación económico-financiera, perfectamente pensada y planificada, destinada, presuntamente (como se comenta entre los profesionales del sector), a facilitar la entrada, como concesionaria del servicio sanitario, de una conocida empresa, con intereses sanitarios en la comunidad, cuyo Consejo de Dirección acoge a un destacado correligionario de la Sra. Presidenta.
Dice Dª María Dolores que estos hospitales, a día de hoy, son inviables, lo que no dice es porque. Pero asumamos por un momento que lo fueran ¿Porquè habrían de ser viables gestionados por una empresa privada, cuyo fin único y último, como todo el mundo sabe es, simple y llanamente ganar dinero?
La respuesta-trampa puede parecer sencilla: la empresa privada gestiona mejor que la pública, es más eficiente. Pero reflexionemos: la gestión privada, es decir, la búsqueda prioritaria del beneficio, implica ahorro en recursos humanos y materiales y, sobre todo, selección de riesgos. Este ùltimo principio responde a un hecho determinante para la asistencia sanitaria que practican implacablemente las aseguradoras privadas: el 10% de la población – personas mayores y enfermos crónicos- consume el 90% de los recursos. El negocio consiste en evitarlos a toda costa.
Pero vayamos a lo que importa: El Hospital de Almansa, ¿Còmo se pagará a la empresa adjudicataria? ¿Cuáles son los métodos de gestión que las empresas de este sector utilizan para obtener beneficios? y, sobre todo, como pueden repercutir estas en la atención a los ciudadanos.
Respecto de la fórmula de financiación a la empresa privada a la que se adjudique la asistencia sanitaria, lo normal sería que se efectuase a través del denominado pago per cápita: La Consejería paga a la empresa una cantidad (a determinar) por cada uno de los, aproximadamente, 45.000 habitantes que atiende el hospital.
La rentabilidad de la sociedad que gestione la sanidad en la zona del hospital, vendrá determinada por la reducción del gasto. Para conseguirlo, los hospitales que funcionan bajo este sistema utilizan herramientas de gestión dirigidas a reducir el personal, disminuir el número de especialistas, abaratar y precarizar los contratos e incentivar económicamente a los médicos para acortar las estancias, reducir la petición de pruebas diagnósticas costosas, filtrar y/o disminuir el ingreso de pacientes, o derivar el ingreso de los que exigen tratamientos mas caros a otros centros públicos, y alargar la utilización de los aparatos de alta tecnología, retrasando su reposición ( estas actuaciones se vienen constatando en el funcionamiento de muchos hospitales de gestión privada ).
En este modelo de financiación per cápita, la lógica empresarial privada (el beneficio) serà norte y guía en la futura gestión del Hospital de Almansa, y primará, mediante actuaciones como las expuestas anteriormente, sobre la calidad asistencial que la gestión pública (sin más interés que el del paciente) ha venido ofreciendo desde su inauguración. Adelantamiento de altas hospitalarias, con frecuentes reingresos, disminución del ratio de personal respecto del sistema público que dificulta la asistencia de calidad, precarización de condiciones laborales, aumento de las listas de espera, filtraje exhaustivo para envíos e ingresos hospitalarios, abaratamiento menús ofrecidos a los pacientes etc., están entre las denuncias mas frecuentes de los usuarios de los hospitales de gestión privada.
Antes de finalizar, y respecto a las afirmaciones publicitarias de los profetas neoliberales, de que el modelo concesional de gestión sanitaria privada ofrece igual o mejor calidad que la pública, a menor coste, señalar que: 1) Es imposible comparar los indicadores básicos de calidad asistencial (mortalidad, infecciones hospitalarias, remisiones a otros hospitales públicos, ratios personal/cama) entre hospitales de gestión pública y privada, porque estos últimos, los privados, no los publican. 2) Es conveniente reseñar que los contratos firmados entre las partes (empresas y consejerías) contienen cláusulas que permiten mejorar las condiciones pactadas por la empresa en caso de dificultades económicas. Un claro ejemplo de esto último fue el rescate del Hospital de Alzira por la Consellería de Sanidad. La empresa, Ribera Salud, adujo que la prestación del servicio le costaba dinero, y la Consellería acudió en su ayuda, ampliando el contrato a la asistencia primaria, y aumentando el pago acordado. Solución que supuso a la Consellería un mayor gasto público del inicialmente previsto, y a la empresa un aumento de la financiación, al tiempo que el control absoluto de los ingresos hospitalarios.
La salud no tiene precio, cuantas veces habremos escuchado esta frase como expresión de que no hay nada peor que perderla, y de que hay que mantenerla cueste lo que cueste (la asistencia sanitaria la pagamos con nuestros impuestos, no nos la regalan). Defendamos con todos los medios a nuestro alcance un modelo de atención sanitaria, de financiación y provisión pública, que ha venido siendo modelo y ejemplo en todo el mundo. Eficiencia y control en el gasto público, sí. Colaborar en la entrega de la salud al negocio ¡En modo alguno!
Valencia, 22 de Febrero de 2012
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