El Grupo Municipal Socialista formalizó esta semana la renuncia de sus cinco concejales a las delegaciones que tenían asignadas. Hasta el jueves pasado eran los titulares de las concejalías de Fiestas (Concha Vinader), Hacienda y Patrimonio (Enrique Pagán), Urbanismo (Joaquina Herrero), Políticas de Igualdad (Julen Sánchez) e Interior, Protección Civil, Mercado, Mercadillos y Medios de Comunicación (Laura Francés).
Esta renuncia fue precedida por las ya realizadas en las últimas semanas por los tres de ediles de Ganemos-Caudete y el de Iniciativa Independiente. De ésta forma, de las 16 delegaciones que el alcalde sorteó el pasado mes de julio, sólo siete concejales las mantienen: sus seis compañeros en el grupo del PP y el concejal de Ciudadanos.
Todos los grupos coinciden en que todos los concejales han trabajado honestamente en sus áreas, que lo han hecho con lealtad a la institución y que la relación personal y la colaboración entre grupos y concejalías ha sido fluida y correcta. Sin embargo, coinciden también en que el trato recibido por el Alcalde ha sido, durante estos 7 meses, totalmente inadecuado y ha supuesto un impedimento para el normal funcionamiento de las concejalías. En público solo han transcendido los enfrentamientos, algunas veces muy desagradables entre el alcalde y algunos concejales en los debates de los plenos. Enfrentamientos que por sí solos ya eran un síntoma evidente de que el experimento no estaba funcionando.
En privado, en las reuniones que deberían haber sido reuniones de trabajo y coordinación, se producían episodios mucho más subidos de tono, en los que se registraban agrios enfrentamientos del alcalde con los concejales de Ganemos-Caudete, PSOE y muy a menudo, Ismael Sánchez. Estas reuniones que deberían haber servido para intercambio de información, de ideas y para facilitar la colaboración entre concejalías, muy al contrario, el alcalde con sus amenazas, insultos y su mala educación, las convertía en inútiles y desagradables.
Los ediles del Partido Popular y el de Ciudadanos han sido testigos de ellas y tienen la misma percepción negativa de la actuación del Alcalde, así lo expresan en privado, pero su opinión por razones obvias, no ha trascendido.
Ismael se queja amargamente de que su salida del anterior gobierno se produjo por esta “manera de gobernar” de José Miguel Molla y justifica su renuncia a la concejalía, de nuevo, por esas maneras de este Alcalde (los concejales han sido testigos de amenazas veladas, de gritos e insultos en sede municipal) quien le cedió las delegaciones de la Concejalía de personal formalmente pero que, en la práctica, no le permitía tomar la más mínima decisión.
La relación personal de los concejales con José Miguel Mollá ha sido siempre muy difícil. Solo hay que recordar que ninguno de los miembros de los grupos municipales del Partido Popular de Caudete, mientras José Miguel Mollá los ha dirigido, ha repetido de una a otra legislatura. No hay que olvidar tampoco que se le enfrentaron en su propia sede y que estos ediles han sido el germen de Cs Caudete e Iniciativa Independiente. Si tan difícil era la relación con los suyos, podemos imaginar como es la relación con sus “enemigos”. A él se le atribuye, en un pleno, aquella frase de “al enemigo ni agua”.
Los ediles del Psoe han sufrido también, durante estos meses, las amenazas y los insultos del alcalde, la falta de respeto y de la más mínima cortesía política y en ocasiones, los ediles socialistas han sido objeto de campañas de difamación orquestadas por el propio alcalde. Recuerden, a modo de ejemplo (hay muchos más) el episodio del Wassap enviado por el Alcalde, a todos sus contactos, difamando a la portavoz socialista con motivo de la celebración de los carnavales.
El jefe debería velar por mantener un buen ambiente de trabajo, fomentar la armonía del grupo, solucionar los enfrentamientos que pudieran presentarse. El Alcalde sería el principal interesado en evitar los conflictos y nunca los provocaría. Imaginemos una empresa en la que el Gerente se dedica en los consejos de administración en amenazar, desprestigiar y entorpecer la labor de su Directores Generales, no funcionaría.
Eso estaba pasando en el Ayuntamiento de Caudete y justificaría por si solo la renuncia de todos los concejales, de los 16, no solo de los 9 que ya lo han hecho. Justificaría también el cese del Alcalde voluntariamente o mediante una moción de censura.
En un segundo nivel, los concejales dimisionarios se quejan de que desde alcaldía se entorpecía la labor de sus concejalías, los ediles tenían una percepción clara de que esto estaba ocurriendo de manera constante. El alcalde tomaba decisiones, mantenía reuniones y maniobraba a sus espaldas en cuestiones que atañían de manera directa a sus concejalías o bien impedía o no apoyaba iniciativas de estos concejales. Hay muchos ejemplos de esta manera de proceder que pueden ser objeto de un monográfico.
Así las cosas, los concejales dimisionarios aguantaban, como habían hecho en la anterior legislatura los miembros del grupo popular, por el compromiso adquirido. La falta de respeto, los ataques, las amenazas y aun la falta de apoyo y colaboración, no son más que un obstáculo para su labor pero no la impedían totalmente. Eran un problema más a solucionar, un obstáculo más o menos difícil de salvar pero superable.
Lo que finalmente impide seguir asumiendo la responsabilidad de las concejalías es el hecho de que las medidas que tienen previstas, el alcalde y su grupo, van en contra de lo que el Grupo Municipal Socialista entiende que es lo mejor para Caudete. “Lo que no se puede admitir es que, con nuestro apoyo, se asuman pasivos y activos de GEURSA que van a provocar la parálisis del ayuntamiento cuando, hemos propuesto otras soluciones menos perjudiciales que han sido rechazadas”.
Una vez anunciada la absorción de GEURSA en la última reunión antes del pleno, el alcalde propuso de nuevo la privatización del agua como única solución a esos problemas que el mismo provoca con la integración expres de GEURSA . El Grupo Municipal Socialista sospecha que esa es la única razón que lleva al Alcalde a tomar esa decisión para justificar otra vez la privatización del agua y la subida de las tasas.
Los concejales socialistas aducen que no se puede permanecer apoyando un gobierno que pone en peligro los planes de empleo que ya han sido aprobados, un gobierno que cercena la posibilidad de reabrir la piscina cubierta prevista en los nuevos presupuestos elaborados por el Concejal Socialista, un gobierno que de nuevo nos devuelve a la política gris de los recortes injustificados. No es posible permanecer en un gobierno que no tiene iniciativa y que elimina cualquier posibilidad de mejora en los próximos años.
Entienden los Concejales socialistas que, con la deriva que ha tomado el ayuntamiento, desde la oposición van a defender mejor los intereses de Caudete y que la fiscalización de la labor del gobierno es ahora más necesaria que nunca. Se muestran abiertos a colaborar en aquellas cosas que estimen convenientes para los intereses de la mayoría y tienden la mano a todos los grupos políticos del ayuntamiento para seguir llegando a acuerdos positivos para nuestro pueblo.
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