Al margen de lo que ha ocurrido en Caudete, en el pais se ha producido una reducción del paro registrado junto con una reducción casi idéntica en el número de afiliados a la seguridad social (en torno a 70.000 en ambos casos), una caída importante de los "empleados". Se está produciendo una destrucción de empleo real pese a esa aparente mejoría registrada.
La reducción que se ha producido en todo el país en los últimos meses no ha sido causada por lo tanto por un aumento del empleo como pudiera parecer sino porque, con menos empleados cada vez hay más ciudadanos que, pese a no tener empleo, no han acudido a las oficinas de empleo a registrarse.
Los jóvenes están abandonando el pais, los parados de larga duración y los demandantes de su primer empleo, desisten de apuntarse o renovar su inscripción al haber perdido ya toda prestación y la confianza en que la oficina les sirva como mediador en la obtención de un trabajo. La tasa de cobertura no deja de caer mes a mes y ya está por debajo del 60 %. Hay un 40 % de los desempleados que no tienen ningún tipo de ayuda y de los que la tienen, sufren reducciones continuas de su importe.
A este dato hay que añadir que se están incrementando los contratos a tiempo parcial de manera que cada vez hay más trabajadores medio empleados o medio parados, según como se mire y que en todo caso no figuran inscritos. Un tercio de los nuevos contratos son temporales y parciales.
Ante estas consideraciones, la evolución registrada en Caudete es más preocupante porque aquí también han salido los jóvenes a buscarse la vida (a la emigración), aquí también hay parados de larga duración y nuevos demandantes que no se registran y aquí también ha subido la precariedad y la temporalidad, factores que elevan aun más esa cifras oficiales de desempleo.
Dos consideraciones finales. la situación puede considerarse sin riesgo de exageración como catástrofe nacional. Los datos son muy frios pero detrás de ellos hay auténticas situaciones dramáticas que cada uno de nosotros hemos sufrido en nuestras propias familias y hemos visto en nuestro entorno más próximo.
No debemos olvidar que nos organizamos en sociedad para protegernos los unos a los otros y que si no somos capaces de resolver esta situación a medio plazo y de ayudar a los que lo necesitan de manera urgente, nuestra sociedad como tal habrá fracasado.
La superación de esta situación de "emergencia" debe venir por el esfuerzo de todos, de trabajadores, de empresarios, de los distintos gobiernos y de todas las fuerzas sociales que deben apartar toda disputa y contribuir de manera generosa y honesta al esfuerzo de acabar con esta auténtica pandemia moderna.
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