jueves, 25 de abril de 2024

Pittosporum Tobira.

ESTAMPA CAUDETANA.

PITTOSPORUM TOBIRA.

En el corralón del convento de San José (El Carmen) crece LA PITTOSPORUM TOBIRA, una planta ornamental que, en España, es considerada como invasiva porque los pájaros al comerse las semillas envueltas en una sustancia viscosa, al parecer, muy agradable para ellos, las depositan por cualquier sitio donde sueltan su excremento y allí donde caen surgen las plantas.

Esta que tenemos nosotros aquí en el convento no vino directamente del este de China o del Sur del Japón o, incluso, del sur de Corea, que según el decir de los entendidos, son los lugares de donde proceden. No, hace unos años  se vino conmigo desde el parque del Musel del lindo pueblo portuario, pescquero y turístico de El Campello. 

Los agentes de parques y jardines de aquel pueblo la habían plantado a la entrada por la que se accede al parquecico citado desde la avenida de Jaime I el Conquistador donde yacía en muy mal estad. Con toda seguridad, algún cuadrúpedo, en un descuido de su dueño, la arrancó de cuajo y al verla yo  más muerta que viva, me la llevé a casa para tratar de salvarla. Y lo conseguí. La prueba ahí la tienes 

Aquella planta que estuvo a punto de "estirar del todo sus raicillas" ya mide más de dos metros de los seis que, dicen los entendidos, que suele alcanzar.

Anda nuestro ejemplar cambiando las hojas por lo que todo su follaje está salpicado del color que adquieren las hojas a punto de fenecer. Un amarillo, en este caso, muy guapo. Y, al mismo tiempo, pone ante nuestros ojos unos brotes vigorosos llenos de hojas con un color verde que da gusto verlos. 

Por el contrario, los JAZMINEROS DE CHINA, así se les denomina para andar por casa, que abundan en el paseo de la Virgen de Gracia, gozan de muy buena salud y se les ve alegres y pujantes y lo que más me llama la atención es que ellos no andan cambiando la hoja como lo está haciendo el que crece en nuestro corral del convento

Eso sí, tanto la fragancia del PITTOSPORUM TOBIRA que crece en nuestro convento y la que desprenden sus parientes del Paseo de la Virgen de Gracia no se diferencian en nada. Da verdadero placer pasar cerca o por el lugar donde ellos exhalan su aroma. Si no lo has percibido acércate a los numerosos JAZMINEROS DE CHINA del Paseo de la Virgen de Gracia y quedarás sorprendido por fragancia tan suave y tan fina.

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

25.4.2024. Jueves. (C. 1.876)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

miércoles, 24 de abril de 2024

La Paloma Torcaz.

ESTAMPA CAUDETANA.

LA PALOMA TORCAZ.

Me acordé de mi padre. Al ver a la PALOMA TORCAZ posada sobre las alambres en la avenida de la Virgen de Gracia, me acordé de mi padre.

No se espantó a pesar de que me vio pararme debajo de ella y trajinar con el telefonillo para captar su imagen. Mientras sacaba la máquina e impresionaba la instantánea, me arriesgué, corrí el peligro, y lo sabía, de que, el animal, soltara lo que le sobrara en su intestino y me pusieran como una sopa, porque las defecaciones de estos pájaros es sumamente abundante. Pero hubo suerte, no defecó.

Es sabido que las PALOMAS TORCACES, migrantes de sur a norte al empezar la primavera y de norte a sur, al África, mediado el otoño, son salvajes y no hacen muy buenas migas con los seres humanos. Pero las que llegan hasta nuestros pagos caudetanos se han aclimatado y no son tan huidizas. Precisamente en uno de los cuatro cipreses que suben hacia el cielo buscando el sol en el claustro barroco- toscano del convento de San José (El Carmen) a dos metros escasos de mi ventana han encontrado acomodo y han construido su nido una pareja de estas palomas. Eso sí no me pierden el ojo cuando me asomo a la ventana. Siempre están sobre aviso. Es la primera vez que esto ocurre en los siete años de mi permanencia en esta Real Villa de Caudete hasta el momento. Espero que pierdan el miedo o la prevención y puedan sacar adelante a sus polluelos.

Mi padre tenía, más que duende, tenía gracia, para tratar con los animales. Un buen día llegó de hacer un trabajo con su camión con una hermosa PALOMA TORCAZ . El animal tenía  un ala partida por un perdigonazo de algún cazador. El la vió desde la cabina de su camión y paró a la orilla de la carretera para recoger al animal herido. En casa la curó pero no la recuperó el ala porque, como te he dicho, la tenía totalmente rota por un perdigonazo. 

De todos es sabido que este animal emplumado es sumamente arisco y muy difícil de domesticar. Pero mi padre tenía gracia para tratar con cualquier clase de animalicos. Ya desde su más tierna infancia tuvo un gorriato, en Caudete los llaman tejaínos, que salvó, también, de una muerte cierta y  le acompañó, posado en su hombro, durante varios años, hasta que emprendió el viaje a Madrid, para ganarse la vida, a la edad de 14 años.

Con la PALOMA TORCAZ que rescató de una muerte segura en las fauces de algún zorro, o gato salvaje, o un jabalí, o, en su caso, de algún lobo, aconteció otro tanto. Seguía a mi padre a todos los lados y él la ponía encima de su hombro para que comiera al mismo tiempo que lo hacíamos nosotros. Los garbanzos del cocido le gustaban a rabiar. Era como uno más de la familia.  Se encontraba a gusto con cada uno de los moradores de la casa. Pero por quien tenía predilección era por él, por mi padre. Parecía un perrito faldero. Aquella PALOMA TORCAZ no volvió a emigrar,  permaneció en casa hasta que un día, sin necesidad de usar su ala quebrada, emprendió el vuelo definitivo del que ya no volvió.

Algún día te contaré cómo curó y crió a una joven grajilla y como correspondía, este animal, al buen trato que le dispensó mi padre. 

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

24.4.2024. Miércoles. (C. 1.875)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

martes, 23 de abril de 2024

La Amapola.

ESTAMPA CAUDETANA.

LA AMAPOLA.

Ayer por la mañana me vi en la necesidad de bajar hasta el centro de salud de esta Real Villa de Caudete para dejar en el cajetín de mi médico de cabecera la súplica de puesta al día de una de las medicinas que tengo prescritas porque, en la farmacia, me habían apercibido de que era la última que se me dispensaba y necesitaba, por lo tanto,  activarla. Y hasta allí me bajé.

Ya habían tocado en la torre de la iglesia del convento de San José (El Carmen) las campanadas que nos llamaban a la oración del Ángelus, en este tiempo de Pascua sustituido por el Regina Celi. El tiempo era desapacible porque un viento, que nos venía de por ahí fuera, traía malas ínfulas pues, era  frío y muy molesto, a pesar de que en todo lo alto del cielo de la Villa se encontraba el sol pero, al parecer, con pocas ganas de trabajar.

A la entrada del centro de salud existían, este tiempo de atrás, unas acacias. Éstas, al crecer, se portaron como máquinas escabadoras y, en su ir creciendo, levantaron las losas del suelo y dejaron inservibles los bancos de fábrica que habían dispuesto entre ellas. Y dado el destrozo que hicieron las raíces de las acacias, se ha visto,  la autoridad competente, en la necesidad de arrancarlas de cuajo y, a pesar de que ha pasado ya bastante tiempo de aquello, el lugar que ocupaban se encuentra acotado por cintas de plástico para prevenir cualquier percance. 

Pero, en uno de los lugares, que han dejado libre  las acacias, ha crecido una mata de AMAPOLA.

El viento agitaba con fuerza los endebles pedúnculos que sostenían las frágiles flores cuyos débiles pétalos eran llevados de un lado a otro como si fueran veletillas. Me pareció a mí que con aquellos vaivenes la pobre planta me estaba diciendo:

"Hermano" (en algunos lugares recibe esta planta el nombre de FRAILE y yo lo soy), échame una mano porque este aire me va a destrozar viva" 

Y yo, ni corto ni perezoso,  eché mano del telefonillo y la introduje en la cámara oscura y así se vino conmigo libre de los embates del aire malicioso reinante en aquellos momentos en la Villa.

También se la llama con el nombre de MONAGUILLO Y MONJA, entre otros muchísimos que, por ser tantos, no te los voy a dar a conocer. Lo que no acierto a saber es la razón por la cual se le ha dado estos nombres a la AMAPOLA. Aquí en la Real Villa también se le conoce como ABABOL.

Esta hierba se encuentra profusamente por Europa, Asia y el norte de África. Por mi tierra es frecuente verla ocupando grandes extensiones o compartiendo los sembrados de cereales. Los conejos y las liebres se descubren ante ellas porque sus hojas le son venenosas pero para los seres humanos, que suelen emplearlas como relajantes debido a que poseen un alcaloide especial (no morfina como sí posee el opio), no les hace daño porque, al cocerlas pierden, esa propiedad. En algunos sitios, principalmente en el norte de África, se emplean para tintar.

Ella, con su color escarlata fuerte, te lleva hoy mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

23.4.2024. Martes.(C. 1.874)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

lunes, 22 de abril de 2024

El Milagro.

ESTAMPA CAUDETANA.

EL MILAGRO.

Era invierno y, además, había pasado el podador por el jardín del chalet que hace esquina entre la calle Echegaray y la avenida de la Virgen de Gracia, justo enfrente de lo que, otrora, fuera jardín con cenador o pérgola de Villa Isabel, convertido hoy en un bardal por incuria de la propiedad, y un poco antes de llegar al monasterio de las Madres Carmelitas de clausura. Entonces, el impala de hierro, una escultura con firma de un escultor albaceteño, lucía todo hermoso, limpio de cualquier impedimento. Los rosales que rodean el pilote sobre el que se encuentra la escultura, y ella misma, totalmente libre de cualquier impedimento que se interpusiera entre ellos y el observador que pasara por la avenida de la Virgen de Gracia. Ya te di noticia de ello en su día.

Ayer por la tarde volví a pasar frente al jardín y me llamó poderosamente la atención lo que apareció ante mi vista y que yo califico de MILAGRO. Aquel objeto de adorno que lucía totalmente sus hierros en invierno, ayer, se encontraba desaparecido, casi en su totalidad, porque los rosales sembrados en la base del monumento se habían levantado desde los muñones en que los dejó el podador y ayer lucían en todo su esplendor mostrando unas rosas preciosas que dejaban la escultura de hierro, lo que asomaba, la cabeza con sus finos cuernos, en un segundo lugar. 

Y es que, la naturaleza, cuando dice:"aquí estoy yo" el MILAGRO aparece a ojos vista.

Ese MILAGRO te lleva hoy mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

22.4.2024. Lunes. (C. 1.873)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

domingo, 21 de abril de 2024

El último Vuelo.

ESTAMPA CAUDETANA.

EL ÚLTIMO VUELO.

También podía haber titulado  mí artitulico de hoy:"SU ÚLTIMO VIAJE" y hubiera sido válido, adecuado, porque el pobre emplumado que ves "planchado" sobre el asfalto de la calle Pintada de esta Real Villa de Caudete, acababa de llegar desde el África profunda donde pasó el otoño, el invierno  y algo de la primavera y, al tratar de subirse a su lugar de reposo, dos kilómetros por encima del suelo, donde duerme sobre el aire que lo sostiene, le falló su corazoncito y cayó en picado sobre el duro suelo caudetano, ya muertecito, donde la rueda de un vehículo lo dejó tal cual lo ves, una especie de calcomanía en el triste suelo.

Venía, el pobre volátil, los llaman VENDEJOS, con el sano deseo de limpiar de insectos nuestro cielo y se quedó en el intento. 

Con toda seguridad, este VENCEJO caído en tierra, habrá venido muchas veces a este lugar donde, incluso, pudo haber visto la luz primera en una de esas pellas de barro pegadas a los aleros de las casas, que fabrican estos pájaros, a salvo de cualquier depredador. Y, ésta fue la última, fue SU ÚLTIMO VUELO, SU ÚLTIMO VIAJE.

Pobre animalito, pobre VENCEJO, pero feliz, él, que vino a cerrar su existencia donde entrara en ella.

Lo peor del hecho, además de para él, lo ha sido para nosotros, los que habitamos la Villa porque ya no podrá devorar, al día, tanto insecto como peso tenía.

Abrigamos la esperanza de que sus congéneres, que ya vuelan vertiginosamente de un lado a otro del ámbito celeste caudetano, acomoden sus viejas casas o, en su lugar, sus nuevas construcciones y traigan al mundo nuevos especímenes que vengan a ocupar el espacio donde volaba, con soltura, el  ENCENITO fallecido que permanece estampado contra el suelo de la calle Pintada.

Descanse en paz en el cielo de los VENCEJOS emplumados voladores.

Vuela mi saludo mañanero sobre el alma alada del alma viva del VENCEJITO muerto, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

21.4.2024. Domingo. (C. 1.872)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

sábado, 20 de abril de 2024

La China.

ESTAMPA CAUDETANA.

LA CHINA.

En esta Real Villa de Caudete han fijado su residencia cuatro grupos de chinos. Tres de ellos son empresas que se decían al comercio. Dos lo hacen intramuros, la tercera, una gran superficie, lo hace por la zona industrial, justo detrás de la gran superficie donde ofrece sus productos la empresa Economi. 

La cuarta CHINA no vende, solo luce tipo ofreciéndose a los transeúntes  y regala  fragancia a quienes pasan delante de ella.

Si bajas por la Avda.de la Virgen de Gracia con dirección al santuario de los Patronos, no te va a pasar desapercibida, te vas a encontrar con ella, con LA CHINA.

Si en tu paseo con dirección al santuario te diere el aire en la cara vas a notar tiempo antes de llegar a la Glorieta de La Cruz, su presencia y tú mismo  vas a decirte en voz alta:¡Qué fragancia! y acertarás de plano porque  te la pondrá el airecillo de levante en tus mismas narices y las papilas olfativas harán de transportistas para llevarlas al cerebro y éste la lanzará por todo tú ser que experimentará un grato placer. Y cuando llegues a la Glorieta de La Cruz, tu curiosidad te impulsará a buscar el lugar de donde nace y se expande tal fragancia.

Y estoy seguro que será satisfecha al descubrir a LA CHINA cubriendo la valla  del chalet de la derecha, el que mira a la Imagencica de la Virgen de Gracia y a la Cruz, con multitud de florecillas blancas que emulan a las estrellas que tachonan nuestro cielo en noches despejadas, claras y sin luna.

Yo no sé de dónde proceden los comerciantes chinos que se han asentado en la Villa pero sí sé de dónde nos llegó el JAZMINUM  POLYANTHUM (muchas flores), nos viene del sureste de la China, más concretamente, de las provincias Guizhou, Sichuan y Junnan, de su zona montañesa y, como le gustan las alturas, allí viven felices su vida entre los 1.500 y los 3.000 metros de altura porque no le meten miedo los fríos pues  aguanta hasta 12° bajo cero.

Pero, es viajera, muy viajera, tanto que ha llegado hasta esta villa Caudetana y a muchos otros sitios de este mundo nuestro. Y como le gusta escalar sube y sube por vallas, paredes y árboles y todo lo que se levante delante de ella haciendo bonitas cortinas para cenadores y pérgolas. Ya te digo en el chalet donde la he visto yo está tapando la verja que le separa de la calle.

Envuelto en la suave y fina fragancia del jazmín chino, también llamado de la leche, te envío mi saludo de hoy, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

20.4.2024. Sábado. (C.1.871)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

viernes, 19 de abril de 2024

Echium Vulgaris.

ESTAMPA CAUDETANA

ECHIUM VULGARIS.

Antes de ayer te llevaban mi saludo la serie de Castaños de Indias que jalonan la Avenida de las Jornetas.

Y me es necesario hacer una puntualización en cuanto a la denominación de esa Avenida. Yo afirmaba, trasladando la información que me había sido suministrada por alguien que, aún no siendo natural de la Real Villa de Caudete, está pasando aquí más de la mitad de su vida,  que consistía en que el nombre dado a esa Avenida de las Jornetas era debido al medio jornal ofrecido a  un obrero. 

Yo, crédulo de mí, uní esa información a aquella otra en que, en una época del siglo pasado en que muchos lugareños se vieron en la necesidad de bajarse hasta la costa para trabajar en la construcción por el boom turístico que se experimentó en aquel entonces,  coincidió con el auge de construcción que, también, se experimentó aquí en la villa. Y, no sé por qué, pero el caso es que di en pensar que ante las obras tan guapas que se construyeron por entonces dando lugar a esa Avenida, se le impuso el nombre de Jornetas.

Y por esa "metedura de pata", a todas luces inocente, alguien hubo que me mandó la fotografía de esta planta

Sin explicación alguna por lo que di en pensar que quería competir conmigo en la elección del ejemplar para ilustrar mi escrito de antes de ayer. 

No cabe duda de que el ejemplar que me fue remitido por el amable lector es de un porte guapo, estupendo, mucho más lindo que aquel que yo había escogido del descampado donde termina la Avenida de la Libertad.

Pero, fijándome un poco más detenidamente en la fotografía, aprecié que, existía una serie de diferencias con la que yo había publicado de la MALVA Vulgar.

Ayer por la tarde, durante mi paseo hasta Santa Catalina, me ocupé en buscar algún ejemplar  y ¡Vaya! si lo encontré y en cantidad, por lo que me vi en la necesidad de compararla con la malva vulgar para ver si se trataba de alguna pariente esbelta que creciera por la zona y, claro que se distinguía, tanto que son totalmente distintas. La Pruebayernos mía se distinguía claramente de la que se me ofrecía y de otras muchas que comparten hábitat.

Luego mi comunicante me hizo saber que el nombre de esa planta es el de CORNETA pero que, coloquialmente, aquí en Caudete, se la conoce como JORNETA. 

los biólogos ya, desde muy antiguo, la dieron el nombre de ECHIUM VULGARE derivado del griego ekios (víbora) por la forma de su semilla que imita a la cabeza de este ofidio. Y, como por la zona existían y siguen existiendo muchísimos ejemplares de esta herbácea, esa, me dice mi atento comunicante, fue la razón por la cual se le adjudicó ese nombre a la nueva Avenida y, no, como yo escribía, por honrar a aquellos trabajadores a los  que sólo se les ofrecía media jornada de trabajo.

La planta herbácea conocida con el nombre científico de ECHIUM VULGARIS (víbora) te lleva hoy mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

19.4.2024. Viernes. (C. 1.870)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

jueves, 18 de abril de 2024

Malva Sylvestris.

ESTAMPA CAUDETANA.

MALVA SYLVESTRIS.


Esta planta herbácea tiene más nombres que los miembros de la familia real. En cada lugar no solo se la conoce con un nombre sino con otros muchos más.

Yo me voy a quedar sola y exclusivamente con el nuestro de andar por casa, con el de MALVA COMÚN.

Esta planta es tan famosa como antigua, pues ya se servían de ella los griegos, los romanos  y gentes que vivieron con anterioridad, y, de ellos hemos recibido nosotros algunas indicaciones para ponerla a nuestro servicio ya que cuenta con distintas propiedades que benefician al ser humano y también a los animales que las ingieren. La farmacopea la ha empleado siempre como elemento coadyuvante o auxiliador en la lucha contra los cólicos, para la bajada de la fiebre y como emplasto para curar las enfermedades de la piel.

Aunque no siempre se ha conseguido el efecto deseado y, por ello, acompaña su historia aquel dicho o afirmación popular que indica que no son tan buenos los efectos que producen en el ser humano a la hora de afrontar una lucha contra alguna deficiencia o enfermedad. Sobre las olas del tiempo ha llegado hasta nosotros la sabiduría popular, fruto de la experiencia,  acuñada en un refrán en el que se nos pone sobre aviso acerca del tema porque afirma:

"El que con MALVA se cura, mal va"

Y algo tiene que haber de eso porque todavía tengo muy vivos en el recuerdo aquel aviso que nos daba mi madre, su madre, mi abuela Patricia, tenía una mano estupenda para tratar dolencias del tracto intestinal, y de ella recibiría, sin duda alguna, el aviso que a nosotros nos daba. Recuerdo que en una ocasión, a punto de finalizar el curso escolar, el verano se estaba echando encima,  al bajar de la escuela de la villa, la escuela estaba en todo lo alto, extramuros de la población, mi casa distaba de la escuela un kilómetro muy cumplido que tratábamos de acortar metiéndonos por un atajo. En aquel atajo, que otrora fuera paso de animales trashumantes, crecían, en abundancia, las MALVAS y yo, arranqué una grande y frondosa, casi seca, pero llenita de simientes, de panecillos como los llamábamos nosotros y  entretenía el camino comiéndomelos. 

Con la mata llegué a casa y al verla mi madre me espetó:

"hijo tira ahora mismo la MALVA, no sea que te vaya a hacer daño" 

y me soltó el refrán. 

Y éste es el día en que no he vuelto a comer la simiente, los panecillos, de la MALVA.

Quizá por eso recibe entre los infinitos nombres con que se la conoce aquí, allá y acullá, según te daba a conocer al principio, como "PRUEBAYERNOS". Sí, no te rías, no es broma, así se la viene llamando también en no pocos lugares desde tiempo inveterado y la razón no puede ser otra que, si el aspirante a la mano de la hija de una casa pasaba por la prueba de beber el té que se consigue cociendo las hojas de MALVA, sería un buen partido para la muchacha. 

La guapa flor con la que se abren estas letras, es su flor. Esta herbácea crece en los bordes de los caminos y también en el descampado o entre los sembrados. Tiene fácil arraigo y medra en cualquier lugar. 

En caso de necesidad suele autofecundarse, son, por lo tanto, hermafroditas, y la naturaleza las ha dotado de un excelente mecanismo de defensa de su ovario porque cuando el sol se ausenta dejando el lugar a la luna o a la oscuridad más espesa, ella protege sus semillas cerrando, sobre sí misma, los cinco pétalos de que está compuesta su flor. Acción que lleva a cabo, también, cuando los elementos atmosféricos no son propicios. Y yo doy en pensar que, gracias a ello, esta planta herbácea es tan abundante en todos los lugares del mundo.

La flor y la planta que te muestro podía haberla cogido en cualquier lugar de esta Real Villa de Caudete pero la vi en el descampado que existe, esperando urbanización, más allá de la última casa de la Avenida de la Libertad, cuando caminaba atraído por el sonido de las campanas de la torre de Santa Catalina donde se me esperaba para celebrar la Sagrada Eucaristía de las diecinueve treinta horas.

Situado en su corola y pegado a los estambres y a los pistilos de la linda flor de la MALVA he colocado yo mi saludo para ti, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

18.4.2024. Jueves. (1.869)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

miércoles, 17 de abril de 2024

La Avenida de los Castaños de Indias.

ESTAMPA CAUDETANA.

LA AVENIDA DE LOS CASTAÑOS DE INDIAS.

No se llama así pero podía llamarse. Claro que sí, porque toda la Avenida que, en la nomenclatura de la Real Villa de Caudete es denominada Avenida de las Jornetas, está toda ella jalonada, a un lado y a otro, por hermosos  CASTAÑOS DE INDIAS, razón por la cual muy bien podría tomar esa Avenida el nombre que le otorgan las hileras de esa especie de árboles, LOS CASTAÑOS DE INDIAS, que no admiten ni punto de comparación con el nombre real que tiene porque "las medias jornadas de trabajo"  (jornetas) no dice, según mi parecer, nada a esa estupenda avenida.

 Hacía algún tiempo que no me acercaba a la parroquia de Santa Catalina dando un rodeo por la Glorieta de la Cruz para llegarme a la Avenida de las Jornetas y, por ella, subir hasta la calle Santísimo Sacramento y, por ésta, hasta la misma puerta de la iglesia parroquial.

La última vez que pasé por allí, ya hace más de tres semanas, los CASTAÑOS DE INDIAS, no habían experimentado ningún cambio, no habían movido, y, en tres semanas, han experimentado toda una explosión de vida. Se han vestido de largo, han esculpido sus hermosas copas y las han salpicado con hermosas flores de forma piramidal, todas ellas blancas.

Muchas, muchas veces, he fotografiado esa Avenida y me he servido de las fotos para hacerte llegar mi saludo mañanero. Y no ha faltado alguien que me ha dicho que eran muy bonitas y que le había gustado mucho, pero todavía no habían visto la mejor, pues, para mí, la que te envío hoy, aquí abajo la ves, es la mejor de todas.

Caminando por la Avenida de las Jornetas flanqueada por hermosos CASTAÑOS DE INDAS y coronada por la cúpula de la parroquia de Santa Catalina, va a encontrarse contigo mi saludo, mis mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

17.4.2024. Miércoles. (C. 1868)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

martes, 16 de abril de 2024

Hubo una exposición en el Convento de San José este fin de semana.

ESTAMPA CAUDETANA.

HUBO UNA EXPOSICIÓN EN EL CONVENTO DE SAN JOSÉ ESTE FIN DE SEMANA.

Me la perdí. Porque me vi en la necesidad de ausentarme durante el fin de semana de la Real Villa de Caudete por una razón eminentemente familiar. Me llamaron para ser testigo cualificado, para oficiar en la boda de mi primer sobrino nieto al que yo había bautizado hace la friolera de treinta y cinco años. Tuve que viajar hasta el pueblo de Montoro, aledaño a Córdoba, porque de allí es su novia, hoy ya su mujer, y, allí, en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Carmen iban a contraer santo matrimonio. Montoro es un pueblo bonito pero no para ir de visita con frecuencia porque se encuentra edificado en la ladera del río Guadalquivir que, cual serpiente, le abraza con un meandro muy semejante al del cercano pueblo de Alcalá del Júcar, pero mucho más empinado. Más que calles, tiene rampas,  a cual más elevada, y,  por lo tanto, más dura. 

Soy del padecer que para ser montoreño hay que nacer. A mí, por lo menos, no me vuelven a ver por allí. Eso sí, cuando subía por cualquiera de las calles volaba, sobre el rápido ir de mis pensamientos, a mis tiempos jóvenes en que fui destinado a los valles de los Picos de Europa. Claro que en aquellos tiempos mi "máquina" funcionaba a las mil maravillas porque todavía no había cargado con muchos almanaques. Sólo 30 años recién cumplidos.

A mi vuelta  de la boda, me topé en el claustro con un cañón y con una bocina y, en una de las salas, con un montón de elementos que hablaban de comparsas y hermandades.

Al parecer, y según tengo oído, se han celebrado por toda la villa unas jornadas de promoción turística y en el claustro barroco-toscano del vetusto convento de San José, una exposición de los distintos elementos que se emplean en las fiestas populares a lo largo del año, como las patronales caracterizadas por las comparsas de Moros y Cristianos, los Bailes del Niño, Semana Festera y otros. 

Por ejemplo, el cañón se emplea en las fiestas en honor de la Virgen de Gracia y es muy frecuente verle soltar estampidos alternando con los que lanzan los trabucos, por las calles de la Villa y la bocina adquiere su protagonismo abriendo paso a las procesiones que se celebran con motivo de la Semana Santa. Y dentro de la sala se guardaron vestimentas y elementos del ato de las distintas comparsas.

Hubo sí en el fin de semana una atractiva exposición en el claustro barroco toscano del convento de San José y yo llegué como suele decirse al "humo de las velas" y ni siquiera eso porque ya lo tenían todo recogido en una de las salas del claustro bajo, salvo el cañón y la bocina, que permanecían en uno de los pasillos del mencionado claustro.



Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

16.4.2024. Martes. (C. 1.867)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.